Por JANET MOGOLLÓN |
El
próximo 14 de diciembre de 2015, el cooperativismo como expresión legal,
cumplirá en Perú sus primeros 51 años, recordando la dación de la primera Ley
de Cooperativas, constituyéndose en la actualidad, en un modelo alternativo de
desarrollo social, desde la perspectiva de las finanzas populares y economía
solidaria. Pero en
realidad, el cooperativismo tiene sus raíces un siglo antes. La propia
Federación Nacional de Cooperativas de Ahorro y Crédito del Perú (FENACREP) fue
fundada en 1959, e incluso hay cooperativas que tienen más de seis décadas. Si
somos más rigurosos, la práctica cooperativa nace en el incanato. Es decir, el
cooperativismo tiene historia, vaya que es una rica historia, aún por contarla
y vivirla.
Si bien
es cierto que cada año se celebra
el Día del Cooperativismo Peruano, en recuerdo a la primera Ley de Cooperativas
№ 15260 que se promulgó mediante el Decreto Supremo № 023 el 14 de diciembre de
1964, cuando era presidente del país, el Arq. Fernando Belaunde Terry. Esta norma legal reconoció al cooperativismo como un sistema eficaz
para contribuir al desarrollo económico, al fortalecimiento de la democracia y
a la realización de la justicia social.
Demás
está escribir que el movimiento cooperativo es una columna de desarrollo
económico en el mundo. Está demostrado, con resultados contables y financieros,
que el cooperativismo es un modelo de economía solidaria al servicio de sus
socios, que traducido en otras naciones, al servicio de los pueblos. Canadá,
España, Alemania, Ecuador, Uruguay, Argentina, Chile, Costa Rica y Colombia,
República Dominicana, tienen ejemplos muy loables para imitar. En Perú, algunas
cooperativas son accionistas de Edpyme y financieras.
El
modelo cooperativo es tan importante en el mundo que hace tres años, la Organización
de las Naciones Unidas declaró el
“Año Internacional de las Cooperativas” y en la actualidad se está viviendo la
“Década de las Cooperativas”.
Incluso,
hasta bíblicamente encontramos en las Sagradas Escrituras, la práctica
cooperativa cuando en la naciente iglesia, “todos tenían las cosas en común” y
“todos trabajaban para el bien común”. Es interesante que en la historia
cristiana, el cooperativismo ha jugado un rol importante. En el mundo, no
solamente la Iglesia Católica ha patrocinado al cooperativismo, sino en los
Estados Unidos y Alemania, la Iglesia Bautista y otras confesiones evangélicas
y protestantes, conviven con el modelo cooperativista, que es un modelo bíblico
neotestamentario y democrático.
En
la actualidad, las cooperativas están consideradas como parte de la economía
social y solidaria, y por lo tanto aportan mucho a la sociedad. Veamos algunos
aportes:
- Generan nuevos y mayores empleos.
- Contribuyen al fisco con los tributos de las organizaciones.
- Entrenan y capacitan la mano de obra calificada.
- Fomentan una nueva educación, acorde al modelo solidario.
- Ayudan a la formalización de los emprendedores.
- Proveen servicios básicos de salud y educación.
- Contribuyen con el desarrollo económico y social.
- Ayudan a bajar los niveles de la pobreza y pobreza extrema.
- Aportan mejores niveles de vida para sus asociados.
- Contribuyen con la expansión de la educación financiera.
- Fomentan valores y principios éticos.
- Incentivan la visión de futuro y el trabajo en equipo.
Por esa razón, desde el FINANPOS incentivamos los
mismos valores del cooperativismo: Ayuda mutua,
responsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad.
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