El nuevo
entorno ha puesto en desafío a todas las empresas en el mundo. Las
microfinancieras no son la excepción y actualmente sus objetivos giran en torno
a mantener la continuidad del negocio; monitorear al máximo la calidad de su
principal activo (las colocaciones) y minimizar el impacto de este nuevo
entorno sobre su solvencia. Los
resultados del Benchmark MicroRate a abril 2020, construido sobre la
información de alrededor de 30 IMF Latinoamericanas calificadas evidencian la
caída en el volumen anual de intermediación sobre los que se centran además los
desafíos de operatividad bajo el nuevo entorno.
Al respecto,
las IMF se mantienen dinámicas en la generación, incremento o consolidación de
canales ofrecidos a sus clientes a fin de dar continuidad a su operatividad. Si
bien la digitalización y plataformas virtuales se convierten en una alternativa
atractiva bajo esta coyuntura, existe un razonable temor en las IMF respecto a
riesgos asociados a la vulnerabilidad del sistema informático o a la propia transformación
cultural externa (cliente) e interna (staff de la IMF).
La variación
anual de los desembolsos de préstamos llegó a -56% en promedio y hasta -90% en
el límite inferior. La habilidad de los gobiernos en el manejo de la crisis
sanitaria y económica; la estructura de la cartera por sector; ámbito
geográfico, y la habilidad de la IMF para identificar lo que necesita cada uno
de sus clientes viene perfilando el riesgo crediticio.
De las
entidades participantes en el Benchmark MicroRate, aquellas reguladas
(vigiladas) por la Superintendencia, de metodología grupal muestran que
alrededor de un tercio de su cartera total fue reprogramada. En ese sentido,
las buenas prácticas identificadas en las entidades calificadas incluyen
actualmente la combinación de un monitoreo cercano sobre el desenvolvimiento
del negocio del prestatario (uno a uno) de parte del asesor de créditos y la
identificación de canales más amigables para el repago de los préstamos por
parte del Área de Cobranzas. Ambas actividades permanecen como principales
alimentadores de la estrategia institucional.
Las IMF con
iniciativas sobresalientes incluye a aquellas que están cerca de sus
prestatarios y ahorristas educándolos en la prevención sanitaria; o
asistiéndolos constantemente en la recuperación, fortalecimiento o reinvención
de sus negocios.
La
comunicación con los clientes se ha robustecido respaldado en la tecnología
actual que permite una interrelación cercana asesor- cliente aun cuando sea
principalmente virtual.
Al cierre de
abril 2020, la recuperación mensual total ha girado entre un 30% a 60% sobre lo
proyectado debido a la caída significativa de la actividad económica pero
también a la decisión estratégica de las IMF de reprogramar los créditos solo a
clientes que sustentaron adecuadamente su solicitud y capacidad económica
actual.
Genera
expectativa, en consecuencia, el índice de recuperabilidad no solo de las
colocaciones vigentes y otorgadas a clientes incluso en medio de la pandemia,
pero sobre todo de la cartera de reprogramaciones (en moratoria).
Buenas
prácticas identificadas en algunas IMF incluyen la realización de provisiones
voluntarias mensuales y desde el mismo mes que se inició el confinamiento a fin
de asimilar el impacto de una recuperación parcial de los créditos reprogramados.
A pesar de
un menor ritmo de recuperación (repago) de los créditos versus lo proyectado,
las entidades financieras participantes en el Benchmark muestran niveles de
liquidez manejables.
Por un lado,
la caída de las colocaciones; la estabilidad de los ahorros (e incluso el
aumento debido al control de los ahorristas de gastos personales no esenciales;
recepción de bonos sociales) y la renegociación de acreencias explican los manejables
ratios de liquidez.
Destaca en
las IMF que año tras año fueron fortaleciendo su gestión de riesgo con
monitoreo cercano de indicadores claves que hoy está permitiendo mejor
tolerancia al adverso contexto.
El éxito en
la adaptación metodológica, operativa y financiera en combinación con el
desarrollo de una estrategia de negocios óptima y cercana al cliente vienen
ayudando a minimizar el impacto adverso de esta crisis sobre la solvencia de
las IMF.
En opinión
de MicroRate, la resiliencia en las microfinanzas recae además en el rol
esencial que están logrando las microfinancieras enfocadas en el acompañamiento
y recuperación de pequeñas y microempresas.
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