JOHN ROBERT SARMIENTO |
Por su experiencia en casi 20 años en burós de crédito y empresas de riesgo e información, afirma que si bien es cierto la información es un insumo fundamental dentro del análisis y conclusiones, es muy importante las mejoras que se hagan en los procesos de cada institución financiera.
Muchas
veces, en instituciones con portafolios más grandes no se cuenta con procesos
adecuados para el tamaño de esos portafolios. En otras ocasiones, la
institución crece rápidamente, pero los procesos que impulsaron ese crecimiento
no soportarán el desarrollo del negocio mismo.
Por esa
razón, Sarmiento reflexiona y afirma que es urgente saber qué se tiene dentro
de la organización. Mirar cada área para ver cómo responde al mercado.
En el análisis
comparativo notaremos que si llevamos todos estos procesos que al evaluarlos
notamos que hay nuevas tendencias, nuevos públicos y clientes, tendríamos que
realizar también nuevos procesos y los resultados serán distintos.
Aquí hablamos
de tendencias, generaciones y hábitos, pero no nos damos cuenta aún que todo ha
cambiado. El mismo mercado se segmenta solo. Es responsabilidad de cada institución
definir realmente cuál es su segmento.
Se debe
mirar hacia adentro para saber cómo son los clientes, cuál es la edad de esos
clientes, qué productos consumen, etc. Cada cual debe “clusterizar” a sus
clientes. Eso es fundamental porque lo que van a encontrar es poder desarrollar
productos a la medida de los clientes, pero desde la óptica de ellos y no de la
organización. Lo que valora el cliente es la experiencia que tenga con la entidad.
“Muchas
veces la tasa puede ser distinta, pero si el cliente se siente cómodo, es muy
probable que se quede con la entidad”, el especialista. Recordó que, en promedio,
el 25% de los clientes de las cajas municipales son exclusivos, pero en el caso
de las cooperativas de ahorro y crédito, este porcentaje sube entre 25 y 30 por
ciento. Eso no ocurre con los bancos, donde el porcentaje de clientes exclusivos
no supera el 5%.
Esa es una
fortaleza que tienen las instituciones microfinancieras y que no se está aprovechando,
por la sencilla razón que no lo saben. Ahora, si no se sabe el porcentaje de clientes
exclusivos que son los más rentables, no se está realizando una correcta “segmentatización”.
Lo
importante es conocer bien al cliente y luego al mercado. Sabiendo que se tiene
en casa, se puede elaborar nuevas políticas y estrategias para los nuevos
clientes. Hacer todo lo contrario es distraerse en el mercado y distanciarse de
los verdaderos objetivos.
Muchas veces
se apunta a ofrecer el crédito más grande por cumplir la meta, y se debe empezar
con el plan estratégico para no pensar que las colocaciones o el monto de
colocaciones es lo que da rentabilidad a la institución. La rentabilidad está
básicamente en el sostenimiento del negocio. En algunos casos, se pierde de
vista lo importante para dar paso a lo urgente. Se pierde la especialización,
el producto y a la persona que administra el crédito. Por eso cuando se forma
un cliente, vendrá una institución financiera con espalda más ancha y se
llevará al cliente.
Sarmiento destaca
también el rol que han jugado las instituciones microfinancieras en la
formalización del cliente y eso es más que inclusión financiera.
Para el especialista
en Microfinanzas, John Robert Sarmiento Tupayachi, la realidad peruana es
distinta al resto de los países de América Latina y el Caribe, donde también se
desarrolla la industria microfinanciera. Hay economías similares, pero
realidades diferentes, aún en la industria microfinanciera.
El experto
tuvo la oportunidad de hacer acompañar al segmento de microfinanzas en
Paraguay, donde las cooperativas de ahorro y crédito tienen una participación
muy importante en el sector de las finanzas populares y economía solidaria. La realidad
(Paraguay) de ese segmento emergente es diferente al peruano, donde todos saben
que el cooperativismo tiene otra connotación de desarrollo económico
financiero.
En el caso
brasileño, el perfil del cliente es parecido al peruano, pero el tratamiento
financiero es distinto. Es como si fuera un banco por el tamaño de su economía.
El cliente brasileño no tiene ese tratamiento casi personal como se realiza en
el Perú, donde el analista o asesor de créditos o negocios juega un rol muy importante
en el proceso crediticio.
Con respecto
a Colombia la situación de los clientes es parecida, pero con la atenuante que,
en el Perú, todavía la información es permisiva. En otros países no es así. Se
da el caso que tener distintas tasas para ciertos clientes. Es decir, la tasa de interés está definida
por el nivel de riesgo de cada persona y cada producto de la misma manera.
En el Perú
tenemos la gran oportunidad de hacer las cosas cada vez mejores. Pero también
es importante recordar que el Perú ha ido evolucionando más lentamente que
otras economías, de tal manera que perdimos la hegemonía que teníamos como el
país con mejor entorno para las microfinanzas.
Todos
sabemos que el líder en Colombia, y están apareciendo otras naciones que de
seguro no estaban en el ránking en los últimos cinco años, y eso ocurre por ser
más flexibles en hacer las cosas, apoyándose en las nuevas tendencias.
En el Perú aún
esperamos que otros hagan las cosas para actuar. En el Perú se debe formar un
equipo que administre estos procesos, muy distinto al que habitualmente se
hace.
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