miércoles, 1 de mayo de 2013

SUPERVISIÓN EFECTIVA EN LAS RECUPERACIONES


Un aspecto a tener en cuenta en estos tiempos contemporáneos es la supervisión efectiva. Muchos de los casos de morosidad se deben a una deficiente labor de análisis en el otorgamiento del crédito. Es verdad que hay excesiva liquidez en la mayor parte de las instituciones financieras que deben ser colocadas en el corto plazo, pero también es real que no se puede otorgar créditos a sola firma.
Muchas pequeñas empresas fracasan por el éxito. No analizan las consecuencias del emprendedorismo y por lo tanto fallan, quedando expuestos a créditos de las organizaciones cooperativas e incluso, de las microfinancieras. Las empresas quiebran por no interesarse en sus clientes.
El éxito es de todos, pero el fracaso es de uno. Se necesita conocer las competencias de los clientes.
¿Qué pasa cuando quiebra una empresa o un cliente deja de pagar? Obviamente cae en morosidad y eso es ya un problema para la cooperativa. Recuperar un crédito es muy trabajoso y costoso también.
Hay créditos vigentes, refinanciados, vencidos y judiciales. Se debe evitar caer en las dos últimas acepciones. Generalmente clasificamos al crédito del deudor como normal, CPP (con problemas potenciales), deficiente, dudoso y pérdida.
Para comprender mejor el mundo de las cobranzas y ver qué estrategias se deben aplicar, es necesario saber a qué tipo de riesgo se exponen el cliente y la cooperativa.
Comúnmente se cree que el otorgamiento de un crédito está solamente en el ámbito de los riesgos crediticios. No es así. Por ejemplo, también están en el grupo de los riesgos de mercado. ¿Por qué razones? Primero, porque hay un riesgo por la tasa de interés. En segundo lugar por el riesgo del precio, luego por el riesgo cambiario y finalmente por el de liquidez.
Asimismo, está el riesgo operacional. De ahí las razones porque el acuerdo Basilea I y II se preocupan por estos riesgos, no solamente para los bancos, sino que también se puede aplicar a las finanzas populares. Incluso Basilea III incide mucho en el tema de la liquidez. El cooperativismo tiene que cambiar con respecto a cómo percibe el riesgo.
Por esa razón, en el ámbito de las recuperaciones tampoco se puede mezclar la tecnología crediticia y las estrategias de cobranzas. La cobranza es parte integral del ciclo de crédito. Hay quienes creen que es la parte final del ciclo, pero en realidad es transversal a todo el proceso crediticio.
No olvidemos que tener portafolios de clientes con atrasos o incobrables es parte del negocio financiero. El problema radica cuando este porcentaje sobrepasa a los límites esperados. Aunque considerado como el paso final en el ciclo del crédito, en realidad la cobranza juega un rol más integral en este proceso.
La cobranza es un importante servicio que permite el mantenimiento de los clientes al igual que abre la posibilidad de volver a otorgar un crédito. Es decir, es un proceso estratégico y clave para generar el hábito y la cultura de pago en los clientes.
Tenemos muchas veces la creencia que la morosidad se presenta cuando el cliente deja de paga puntualmente su cuota, pero eso no es así. El problema está antes. Precisamente en el proceso previo de la evaluación, ahí se encuentra muchas veces el problema. No se trata de prestar por prestar, sino tener la firma convicción que el cliente pagará sus créditos. Para ello hubo un proceso de análisis y evaluación del cliente.

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